Qué es Orientación Bíblica?

La misión de anunciar la Palabra de Dios es un cometido de todos los discípulos de Jesucristo, como consecuencia de su bautismo.

Introducción a la Biblia

La Palabra de Dios, expresada en lenguas humanas, se hace semejante al lenguaje humano, como la Palabra del eterno Padre...

Hermanos Menores Capuchinos

Nuestro padre San Francisco vivió el Evangelio con sencillez y radicalidad, y así quiso que lo hicieran sus hermanos y seguidores.

San Francisco de Asís y el Evangelio

La Regla es el libro de la vida, esperanza de salvación, médula del Evangelio, camino de perfección, llave del paraíso, pacto de alianza eterna.

Entender la Biblia un placer a su alcance

La Biblia contiene preciosas verdades procedentes de Dios. Nos dice cuál es el propósito de la vida, la causa del sufrimiento humano y lo que le espera a la humanidad.

viernes, 25 de febrero de 2011

8 DOM ORD – ciclo A - (Mt 6, 24-34)

1.  INVOCA

·         Comienza este rato de oración con un fuerte deseo de encontrarte con el Señor. Él es quien te llama a estar con  Él. Quiere manifestarte su deseo y su plan sobre ti, a través de la Palabra que vas a meditar.
·         Haz un acto de fe en el mismo Padre, en Jesús y en el Espíritu, que están contigo y quieren darte todo lo que son. Invoca al Espíritu con sencillez y con confianza: Veni, Sancte Spiritus.

2.  LEE LA PALABRA DE DIOS  (Mt 6, 24-34)

Contexto bíblico

·         El Evangelio de este domingo pertenece a los capítulos que el evangelista Mateo dedica al mensaje de Jesús, que ha sido llamad  El sermón del monte. En estos capítulos, Mateo nos va presentando lo esencial de su enseñanza,  colocando su ideal por encima de la Ley antigua.

1.  Nadie puede servir a dos amos  (v. 24)

·         Jesús quiere dejar bien claro que sus discípulos deben optar decididamente por el Reino de Dios. Éste debe ser el objeto de la elección de los discípulos: el Reino de Dios y su justicia, es decir, hacer la voluntad del Padre en todo momento. Hay que optar por Jesucristo. No se puede andar cambiando entre Dios y el dinero. Porque Dios es el Bien absoluto. Y elegir el dinero en sustitución de Dios es una idolatría, un rendimiento al dios falso.
·         Jesús pide radicalidad. Marca una línea divisoria. Es decir, el que opta por seguirle ha de ir asumiendo los mismos valores que Él manifestó en su vida terrena: amor incondicional al Padre y amor a los hermanos. Con todas sus consecuencias. Dios es el valor absoluto. Todo lo demás es relativo. “Mi Dios y mi todo”, decía san Francisco
·         Dinero. Se trata de la riqueza mal adquirida y utilizada para explotar a los otros. Para muchos el dinero es su dios, a quien veneran, sirven y  por él  se afanan.
·         Servir.  Tiene un matiz de tipo cultual. El que da  culto a Dios, no puede dar culto a las riquezas. Porque entre Dios y el dinero no puede haber componendas. Y en esto, se manifestará  con las obras a quién se da el culto verdadero: a Dios o a las riquezas.

2. No se inquieten pensando qué van a comer  (v. 25)

·         No es una invitación al descuido y a la dejadez por el sustento digno para sí y para la familia. Es una llamada a la confianza total en Dios, que conduce a la libertad, a no dejarse esclavizar por las preocupaciones de la comida y del vestido.
·         Esta exhortación de Jesús a esperar y confiar en Dios, tal vez, a algunos les parezca pecar de ingenuidad y de evasión de la realidad cotidiana. Pero, hay un largo espacio entre la confianza a la que nos anima Jesús y la “preocupación excesiva” por el mantenimiento corporal. Mucha gente hace consistir su felicidad en tener: cosas, dinero, comodidad, éxito… Si hacemos depender nuestra felicidad de poseer más y más cosas, esa felicidad no se da. Nos convierte en insaciables.
·         Jesús, como siempre, va al fondo de la persona, para estabilizarla en la serenidad y en la paz, venciendo las tensiones y las preocupaciones. Quiere fundamentar la felicidad de cada uno en encontrarse consigo mismo, para no dejarse vencer por los bienes materiales, descuidando otros motivos de gozo más sencillos y gratuitos: una conversación con un amigo, un paseo al campo o al monte con la familia, una comida suficiente… Los pequeños gozos de la vida hay que saber disfrutarlos para no agobiarse por el consumismo.

3.  Busquen primero el reino de Dios y hacer su voluntad (v. 33)

·         Éste es el centro de la estabilidad del cristiano: buscar, por encima de todo, el Reino de Dios y su justicia. Hay entre los cristianos posturas muy fáciles cuando hablan de Dios. Así esperan que la divina providencia les facilite todo lo necesario para vivir y para superar las dificultades. Tal vez, confunden el azar o la casualidad con el Dios providente. Otros ven en Dios como el que nos tiene que remediar muchas situaciones dolorosas. Y lo reclaman en su oración con exigencia, ya que  consideran que Dios les tiene que conceder lo que piden, porque se creen “buenos hijos de Dios”.
·         Tampoco Jesús quiere esta postura cómoda. Nos llama a la confianza, pero poniendo de nuestra parte todo lo posible y necesario para vivir como verdaderas personas. La confianza en la providencia de  Dios hay que vivirla acompañando, al mismo tiempo, el interés y esfuerzo por la justicia de Dios entre los hombres. Porque Dios quiere que vivamos en comunidad, en fraternidad, compartiendo los trabajos y los bienes.
·         A cada día le basta su afán (v. 34). No angustiarse, no agobiarse, confiar en el Padre, que nos ayuda siempre en nuestra existencia humana y espiritual.

3.  MEDITA  (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)

·         La Palabra nos pone a revisar nuestras actitudes más hondas. ¿En qué o en quién pongo yo mi corazón, mis ilusiones, mis intereses? ¿Por qué me muevo, me afano, me inquieto? ¿Por tener más? ¿Por llevar una vida más cómoda?
·         ¿Me doy cuenta de que el Evangelio es una llamada constante a la austeridad y sencillez de vida y de contentarse con pocas cosas?  ¿Reviso lo que tengo en casa: vestidos, ajuar, aparatos electrodomésticos…?  Cuando voy de compras, ¿caigo en la tentación de comprar lo que no necesito?
·         ¿Confío de verdad en el Señor ¿ ¿Busco los intereses de su Reino, de su justicia? ¿Me comprometo a evangelizar a otras personas, a disfrutar de la vida sanamente, a descubrir la sencillez y la  sencillez en la comida, vestido, etc…?

4.  ORA

·         Señor, me doy cuenta de que pongo el corazón en cosas que no me llenan. Busco satisfacciones donde no las puedo conseguir y que no me van a dar la paz interior.
·         Revisaré constantemente mi estilo de vida. Formularé una escala de valores, para que sea tu plan de salvación, Señor, lo primero que busque en mí y en los míos y en otras personas.

5.  CONTEMPLA

·         A Jesús, que vive alegre, sereno, confiando en el Padre, disfrutando de la convivencia de sus discípulos, retirándose a la montaña, sentándose a la mesa para convivir y exponer su mensaje.
·         A Jesús que te ofrece la paz y la serenidad, desprendiéndote de tanta cosa.
·         A Jesús que te dice como a Marta: Marta, Marta, andas inquieta y  preocupada por muchas cosas, cuando en realidad una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte; y nadie se la quitará (Lc 10, 41-42).
·         A ti mismo, que no encuentras tu centro, que vives desasosegado e inquieto por tantas cosas…

6.  ACTÚA

·         Ofrece al Señor tus inquietudes. Trata de reorientarlas según los valores del Reino, para que la paz domine tu corazón.
·         Me repetiré muchas veces: Sólo una cosa es necesaria.

sábado, 19 de febrero de 2011

7 DOM ORD – ciclo A - (Mt 5, 38-48)

1. INVOCA

• Vas a encontrarte con el Señor de un modo especial en este rato de oración. Prepárate.
• Deja a un lado tus programas, planes y ocupaciones.
• Ábrete al Espíritu, que quiere inspirarte para comprender el mensaje de la Palabra. Él mismo te va a dar los ánimos para que vayas viviendo por la fuerza que te otorga la Palabra.
• Invoca al Espíritu con el canto suave: Veni, Sancte Spiritus.

2. LEE LA PALABRA DE DIOS (Mt 5, 38-48) (Qué dice la Palabra de Dios)

Texto bíblico

• Seguimos leyendo el capítulo 5 del Evangelio según san Mateo. Jesús nos va exponiendo su nueva Ley, en antítesis con la Ley antigua. Como sabemos, la antítesis queda señalada por las palabras en boca de Jesús: Han oído que se dijo a los antiguos: `Ojo por ojo y diente por diente´. Pero yo les digo…
• Jesús nos propone una vez más el cambio de la escala de valores. A diferencia de lo que la sociedad nos dice, Jesús nos propone otra escala de valores, según la cual prevalezcan el perdón y el amor en nuestras relaciones humanas.

Texto

1. Da a quien te pida (v. 42)

• La ley del talión (ojo por ojo y diente por diente) estaba vigente en tiempos de Jesús. Era una ley, no de venganza, sino para frenar la violencia, pues el castigo nunca debía sobrepasar la ofensa.
• Jesús propone otro camino para en la convivencia humana. Con la predicación del Evangelio, Jesús propone la no violencia ante las actitudes de venganza. Y más. Entre sus seguidores debe prevalecer el amor, que lleva a practicar la corrección a aquel que lanza una ofensa contra el prójimo. Lo hizo Jesús. Nos lo cuenta el Evangelio de Juan (18, 22-23). Si he hablado mal, demuéstrame en qué; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas? Así respondió Jesús al guardia que le abofeteó.
• El discípulo de Jesús, movido por el testimonio de generosidad del Maestro, debe estar pronto para ofrecer al prójimo más ayuda de la que el otro le pide (vs. 40-42). Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por ustedes, para enriquecerlos con su pobreza (2 Cor 8, 9).

2. Amen a sus enemigos (v. 44)

• Jesús nos pide al amor aun a los enemigos. Tan grande es el amor que nos viene del mismo Dios y nos impulsa a este gesto de suprema caridad. Aquí sí que Jesús cambia la Ley antigua que, según las interpretaciones de su tiempo mandaba: odia a tu enemigo (v. 43).
• Para el judío contemporáneo de Jesús, el prójimo era considerada la persona de su familia. Los demás no eran prójimos a quienes debían amar. Y los extranjeros sólo merecían el “odio” de los judíos.
• En contrasta con tal mentalidad, Jesús se atreve a proponer un cambio radical. Es un amor sin fronteras, más allá de los vínculos familiares, religiosos o de nación. Así es el amor del mismo Dios, manifestado en la entrega por amor de Jesús para la salvación de todos.
• Para el discípulo de Jesús, no hay enemigos entre los humanos. Porque el amor hace hermanos a todos y el perdón rompe toda violencia posible.

3. Así serán dignos hijos de su Padre del cielo (v. 45)

• El mejor premio y la mejor recompensa para el cristiano, cuando ama a su enemigo, es el parecerse al Padre. El cristiano, cuanto más perdone, más se identifica con el Padre y más se asemeja a Jesús, su Hermano.
• El amor no se mide por las veces que se perdona. Porque la medida del amor (y del perdón) es amar sin medida. El amor cristiano no se contenta con hacer el bien. El amor evangélico ha de: respetar, comprender, disculpar, descubrir lo bueno que hay en él, para colaborar en su crecimiento.
• “El error fundamental de la humanidad ha sido suponer que se necesitan sólo dos elementos para el amor: el tú y el yo, o la humanidad y el yo. En realidad, se necesitan tres: uno, otro y Dios. El amor es trino y uno, o muere. Dios no es un rival en el amor al prójimo. Al colocarse entre el yo y el tú, impide que el yo sea egoísta y el tú un utensilio” (Fulton Sheen).

3. MEDITA (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)

• Para amar, tengo que dejarme amar. Tengo que vencer el egoísmo, salir de mí mismo. Ver al otro como hijo de Dios, muy querido y amado. Recordar que: “al atardecer de la vida nos juzgarán del amor” (San Juan de la Cruz). Recordar, por supuesto, las palabras de Jesús en Evangelio de Mateo, 25: Tuve hambre y me dieron de comer (25, 35)… Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños hermanos, conmigo lo hicieron (25, 40). Jesús está en los necesitados.
• ¿Te sientes amado del Padre y de Jesús? ¿Tratas de hacer visible ese amor ayudando a los demás? ¿Te das cuenta que Dios está presente y vivo en los hermanos? ¿Piensas que lo que hacemos al hermano se lo hacemos al mismo Dios?

4. ORA

• Padre, que yo me parezca cada vez más a Ti, por el amor que tengo con mis hermanos.
• Jesús, que supere siempre mis resentimientos u odios hacia alguien que “me cae mal”.

5. CONTEMPLA

• Al Padre que hace salir el sol sobre todos los humanos, sean buenos o malos.
• A Jesús que moribundo exclama: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34).
• A ti mismo, que tanto te cuesta perdonar.

6. ACTÚA

• Repetiré con frecuencia: Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
• Seré generoso en el perdón y en la ayuda al necesitado. Daré gracias al Padre y a Jesús por su generosidad conmigo.

14. ORAR LA PALABRA


1.     La Palabra se hace oración

   Para el creyente, la lectura y el estudio de la Biblia no termina en un conocimiento mejor de los diversos libros, que nos presentan la palabra de Dios. La Palabra quiere entrar en el corazón y en  la vida del cristiano, desde una experiencia de fe.

    Por eso, el estudio de la Biblia no termina aquí. Porque la Biblia es el mensaje, la comunicación de Dios a nosotros y  el creyente  recibe el mensaje a través, sobre todo, de la oración.

  El cristiano debe convertir la Palabra en tema de constate diálogo orante con el Señor. Es más: hay que orar la Palabra, hay que dejar que la Palabra ore en nosotros. La Palabra sea la que impulse nuestros sentimientos en la oración  (Ver: Gal 4, 6; Rom 8, 15).

2.  ¿Qué es la lectura orante de la Palabra?

   Se la llama tradicionalmente lectio divina. Es un método muy antiguo y experimentado en la historia de la Iglesia. El Concilio Vaticano II lo ha recuperado y lo ha propuesto a los fieles.

   No es sólo una lectura. Es una proceso que nos lleva a la oración con la Palabra y desde la Palabra. Dios nos habla. y le respondemos con sus mismas palabras, convertidas ya en parte de nuestra vida.

   Se trata de encontrarnos con el que es la Palabra, el Verbo, la Palabra definitiva del Padre, Jesús de Nazaret. En él se centra todo el mensaje y eficacia de la Biblia. Él es el centro y la explicación de toda la Palabra de Dios.

   La lectura orante es, pues, el diálogo de oración (alabanza, acción de gracias, petición de perdón y petición de gracias) entre Dios y el creyente, por medio de la Palabra. Dios habla a través de su Palabra. y el orante le responde en la oración.

 3.  Pasos de la lectura orante de la Palabra
               
1. Lectura   (Qué dice el texto bíblico, qué mensaje tiene esta Palabra)

·         Leer el texto de la Biblia, despacio. Volver a leerlo.
·         Se puede leer también otro textos parecidos.
·         Es conveniente leer además algún comentario que nos ayude a entender mejor el texto.
·         Hay modos sencillos de captar el mensaje. Como preguntarnos:
-          qué personas intervienen en este pasaje.
-          qué dicen, qué hacen.
-          qué actitudes reflejan.

2.   Meditación   (Qué me/nos dice esta Palabra)

·         Asumida la Palabra, la tenemos que digerir, rumiarla.
·         Es la reflexión sobre el mensaje de la Palabra.
·         Nos preguntamos:
-          qué criterio y valores me/nos enseña la Palabra.
-          qué situación se daba entonces, cuando se realizó esta acción o se pronunció estas palabras.
-          qué situación existe hoy entre nosotros, parecida a aquella de entonces.
-          qué me/nos dice la Palabra para la actual situación.
-           
3.  Oración   (Qué respuesta damos al mensaje de la Palabra)

·         Si Dios nos ha hablado con su Palabra, nosotros. le respondemos con la oración.
·         Si la Palabra ilumina nuestras zonas de pecado, oramos pidiendo perdón.
·         Si la Palabra nos enseña a leer nuestra historia, la oración se hace acción de gracias, porque es historia de salvación.
·         Orar la propia vida, iluminada por la Palabra.
·         La Palabra es: encuentro y diálogo. 

4.   Contemplación  (Simplemente estar con el Señor)

·         Llamen en la oración y se les abrirá en la contemplación (Guido el Cartujo).
·         Es la cumbre de la experiencia con el Señor, que nos habla.
·         Es la fascinación ante el rostro del Señor, como quien pierde la vista, el oído, el pensar.
·         Doblo mis rodillas ante el Padre... Así podrán comprender, junto con todos los creyentes, cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo, un amor que supera todo conocimiento; de esa manera los desbordará la plenitud misma de Dios (Ef  3 , 14 y 18-19).

5.   Discernimiento   (Qué es lo que Dios quiere de mí) 

·         Discernir es proyectar el mensaje de la Palabra a mi/nuestra vida.
·         Preguntarnos: ¿Qué quieres, Señor, que haga?
·         Recibimos la luz desde la Palabra, para ver qué tenemos que hacer: actitudes, palabras, sentimientos, acciones, valores, criterios...
·         Ver y relacionar la Palabra con los signos de Dios: los signos de los tiempos.
·         Relacionar: Palabra-vida, vida-Palabra.

5. Comunicación   (Qué me dice Dios por medio de los demás y qué me dice Dios para los demás)

·         Es comunicar los ecos que la Palabra ha resonado en mi interior.
·         Es compartir con otros la luz y fuerza de la Palabra.
·         En un clima de oración. No, de discusión.
·         Escuchar la voz de Dios es imposible sin escuchar a los demás, particularmente el grito de los oprimidos, de los marginados, de los pobres despreciados, de los enfermos (8. Haring).
·         El auténtico encuentro con Dios nos lleva al encuentro con los hermanos.

7. Acción-decisión (Qué compromiso hago/hacemos)

·         La Palabra la hemos de llevar a la vida, para transformar la realidad (personal, familiar, social, eclesial).
·         La vida cotidiana es el banco de prueba de nuestra sinceridad y respuesta a la Palabra.
·         Es la hora del compromiso y testimonio de vida. La hora de hacer los propósitos. 

13. LA LlTURGIA: LUGAR DE LA PALABRA

Texto bíblico: Heb 10, 1-10. 

1. Ambientación

    La Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo. Pues, sobre todo, en la Liturgia nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles el pan de la vida que ofrece la mesa de la Palabra y del Cuerpo de Cristo (Dei Verbum 21).

    Magníficamente está expresado en este texto del Concilio Vaticano la relación íntima entre la Palabra y la Eucaristía. La Iglesia siempre ha venerado la Palabra de Dios. Pues, aunque en otros tiempos se celebraba la Misa y los sacramentos en latín, lengua que el pueblo no entendía, sin embargo, en la celebración se proclamaba la Palabra, se la explicaba y, a veces, también se la leía en la lengua vernácula.

   Es la misma Mesa donde la Iglesia  nos presenta  estos dos alimentos necesarios para la vida de los cristianos: la Palabra y la Eucaristía La finalidad de la Eucaristía no es estar expuesto el Santísimo, sino asumirla en comunión. Así también, ése es el sentido y la finalidad de la Palabra. No sólo ser expuesta o proclamada, sino ser asumida.

2. Vemos la realidad

·         ¿Cómo viven los cristianos que conocemos esta relación íntima entre Palabra y Eucaristía?

·         ¿Piensan que la Palabra se realiza en la celebración? ¿Piensan que la Palabra tiene la eficacia que tuvo en la ocasión histórica que nos ha recordado la lectura?

·         ¿En qué consiste esa unión íntima entre Palabra y Sacramento? Lo veremos en este tema.

3. Leemos la Palabra de Dios (Leer el texto señalado)

Explicación

   Este texto de la carta a los Hebreos contempla a Cristo como sacerdote definitivo. Él con su entrega a la muerte, realiza, de una vez para siempre, la ofrenda agradable al Padre y salvación de los hombres.

   Y el autor de esta carta resalta, sobre todo, el valor de la ofrenda personal de Jesús: Aquí vengo para hacer tu voluntad. Es lo que da validez a su entrega, a su muerte y a su sangre: realizar la voluntad del Padre.

   Y esta demostración de la ofrenda de Jesús, la hace el escritor sagrado con la Palabra de Dios, la del salmo 40 (39). Palabra y ofrenda de Jesús van unidas.


 Reflexión

a.     La mesa única de la Palabra v de la Eucaristía

   El Vaticano II nos lo dice en el texto citado arriba. La Palabra y la Eucaristía constituyen un solo acto. No se puede pensar ni preguntar: Si llegando al ofertorio se oye Misa. Está fuera de sentido ese modo de pensar. Porque toda la Misa forma una sola unidad: la Palabra y la Eucaristía (sacramento). Y en el sacramento se realiza lo que la Palabra ha proclamado.

   No se puede celebrar la Liturgia si no se lee o se proclama la Palabra de Dios. Y en las celebraciones más solemnes, se rodea a la Palabra (Leccionario) con gestos de veneración: procesión de entrada con el Leccionario, incensación y beso del libro por parte del diácono o sacerdote, después de haberlo cantado o proclamado.

   No hay que separar ni menos oponer Palabra-Sacramento, porque los dos se complementan. Los dos hacen viva la presencia del Señor. La Palabra dice y el Sacramento realiza lo que la Palabra ha proclamado.
En la Palabra proclamada es el mismo Jesucristo el que habla. Y en la Eucaristía (o el sacramento que se celebra), el mismo Jesucristo hace lo que antes ha proclamado a través de su misma Palabra.

b.     La Palabra en la Liturgia

1. Convoca la asamblea: llama a cada cristiano desde su situación personal y le convierte en asamblea litúrgica.

1.     Evoca:  recuerda y hace presentes las maravillas de Dios en la historia de la salvación. La Liturgia es memoria viva, actualiza lo que ha hecho Dios por la salvación del pueblo.

2.     Provoca: una respuesta en cada fiel y en toda la asamblea.

      La asamblea responde: Amén, amén (Neh 8, 6). Haremos cuanto nos ha dicho el Señor (Ex 24, 3).

      La asamblea acepta y acoge en su corazón y en su vida cuanto ha escuchado: Hágase en mí según tu Palabra (Lc  1, 38).

c.  La Palabra en la Liturgia: pasado, presente v futuro

   En la Liturgia, la asamblea se descubre como el Pueblo de Dios, heredero de las promesas del Antiguo Testamento y del mandato de Jesús: Hagan esto en memoria mía. El mismo Cristo, a la asamblea litúrgica, la constituye en pueblo sacerdotal, regio y profético (1 Pe 2, 9).

   La salvación obtenida por Jesucristo se presenta ahora en la celebración de la Liturgia, a través de la Palabra y del Sacramento. Es el lugar por excelencia donde se realiza y se aplica la salvación para cada fiel, que la acoge con fe.

   La Liturgia nos apunta al futuro, donde se realizará plenamente nuestra salvación. La celebración, en cierta manera, anticipa el futuro. La comunidad se reconoce como pueblo peregrinante hacia lo definitivo, no desconocido, sino revelado y que se entrevé en esperanza.

   En la misma celebración de la Misa se va expresando tal acontecimiento, presente en este momento: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. Ven, Señor Jesús  

   Es la respuesta de la fe que resume todo lo que la asamblea, presidida por el sacerdote, está realizando. Es la respuesta al Misterio de la fe, presente en toda la celebración, pero principalmente en la consagración.

   La Palabra ocupa, pues, un lugar privilegiado en la celebración de la Liturgia. y dicha Palabra se actualiza de diferentes modos, como:

·         origen y causa de la convocación de la asamblea,

·         realidad actuada en la esperanza de que los fieles acojan la salvación y

·         realidad celebrada, con la presencia de Cristo que salva.

   La Palabra, se puede decir, es sacramento, porque:

·         hace el sacramento; sin Palabra no hay sacramento;

·         indica el modo o aspecto en que actúa y es eficaz el sacramento.

   Esto lo entendemos cuando pensamos que la Palabra es eficaz en el sentido en que ella se manifiesta y quiere que sea acogida por el cristiano. Así, la Palabra es eficaz cuando  provoca en el oyente: actitudes de alabanza, arrepentimiento, superación de sus pecados, crecimiento en el amor de Dios y del prójimo, etc...

3.     Dialogamos y confrontamos nuestra realidad a la luz de la Palabra

·         ¿Cómo hemos entendido este tema? ¿Se hace dificil? ¿Nos damos cuenta de la importancia de la Palabra en la Liturgia?

·         ¿Cómo vamos entendiendo nosotros: la Palabra en la Liturgia? ¿Cómo la vivimos?

·         ¿Qué sugerencias podemos presentar para vivir mejor esta realidad que celebramos: Palabra y Sacramento?

·         ¿Qué sugerimos para nuestra comunidad parroquial? ¿Qué podemos hacer para animar a otros a participar en nuestros grupos y celebraciones?

·         Como estamos terminando esta primera parte de Introducción a la Biblia, ¿qué vamos a hacer como grupo de hoy en adelante? ¿Queremos seguir estudiando la Biblia? ¿Cuándo, dónde, cómo? Concretamos lo más posible.


5.  Nos comprometemos

·         Éste es el momento de concretar todos nuestros compromisos, para ver qué hacemos en adelante.

·         Cada uno de los que hemos participado en esta reuniones, ¿a qué nos comprometemos? Como grupo, ¿queremos seguir en este estudio, reflexión.. sobre la Biblia?

6.   Juntos oramos

·         Cada uno, en una pausa de silencio, dé gracias al Señor por este regalo de comenzar a disfrutar de la Palabra de Dios. Haga en su interior el compromiso que le pide el Señor. Puede manifestarlo a los del grupo.

·         Podemos elevar nuestras oraciones espontáneas, pidiendo al Señor que respondamos a su llamado, para profundizar más y mejor en el tesoro de la Palabra. Recemos esta oración al Espíritu Santo:


Ven, Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
te abro la puerta,
entra en la celda pequeña de mi propio corazón.
Llena de luz y de fuego mis entrañas,
como un rayo láser opérame de cataratas,
quema la escoria de mis ojos
que no me deja ver la Luz.

Ven.
Jesús prometió que no nos dejaría huérfanos.
No me dejes solo en esta aventura, por este sendero.
Quiero que tú seas mi guía y mi aliento,
mi fuego y mi viento, mi fuerza y mi luz.

Te necesito en mi noche,
como una gran tea luminosa y ardiente
que me ayude a escudriñar las Escrituras.

Tú que eres viento,
sopla en el rescoldo y enciende el fuego
que arda la lumbre sin llamas ni calor.

Tengo la vida acostumbrada y aburrida,
tengo las respuestas rutinarias, mecánicas, aprendidas.

Tú. que eres viento, enciende la llama que engendra la luz.
Tú que eres viento, empuja mi barquilla
en esta aventura apasionante de leer la Palabra,
de encontrar a Dios en la Palabra,
de encontrarme a mí mismo en la Palabra.

Oxigena mi sangre al ritmo de la Palabra
para que no me muera de aburrimiento.
Sopla fuerte, barre, limpia el polvo,
llévate lejos todas las hojas secas
y todas las flores marchitas de mi propio corazón.

Ven, Espíritu Santo, acompáñame en esta aventura
 y que se renueve la cara de mi vida
ante el espejo de la Palabra.
Agua, fuego, viento, luz.
Ven, Espíritu Santo. Amén.


FICHA DE AUTO-EVALUACIÓN

{Ponga una señal debajo de V o F, si cree que la afirmaci6n propuesta es verdadera o falsa}

1.     Podemos afirmar que la Iglesia ha venerado siempre la Escritura como
      ha venerado la Eucaristía.....................................................................................................   V     F 

2.     La finalidad de la lectura de la Palabra es tan sólo para ser escuchada

       piadosamente por los oyentes..............................................................................................  V     F

3.     Toda la celebración de la Misa forma una unidad. Por tanto, no importa
      mucho el no escuchar la Palabra cuando es proclamada.....................................................   V     F

4.     Se puede afirmar que no hay mucha relación entre la Palabra y el
     Sacramento, ya que los dos tienen su eficacia .....................................................................    V     F

5.     La finalidad de la Palabra en la Liturgia sólo es para hacernos recordar lo
      que Jesús hizo por nuestra salvación....................................................................................   V     F

6.     La Palabra en la Liturgia hace memoria del pasado y lo actualiza para la
      salvación de los cristianos que participan en la celebración..................................................   V     F

7.     La Palabra en la Liturgia convoca y reúne a la asamblea para prepararla
      a recibir la gracia del Sacramento..........................................................................................    V     F

8.     La Liturgia, al presentar los textos de la Escritura, tiene la única intención
     de que los fieles aprendan el ejemplo y testimonio de los creyentes que
     en tal texto aparecen .......................................................... ...................................................     V      F

9.    La Liturgia transforma en Palabra viva el texto escrito de la Biblia ......................................      V     F

10.  La única actitud adecuada del cristiano ante la Palabra es abrirse al mensaje
       que nos ofrece el texto de la Escritura...................................................................................      V     F